Por Elmer González.
Al observar el espacio ulterior del
sistema de asamblea con que se elegirá la dirigencia de la parcela reformista,
se establece un curioso panorama de figuras con escalas filosóficas e
ideológicas disimiles, que en esta ocasión representarán el Quo Vadis del
partido rojo.
Entre esos candidatos hay respetables
figuras de diversas áreas que han ocupado posiciones cimeras en la opinión
pública y en la estructura política de la nación. Al conocer el espectro de los
candidatos que optarán por la secretaria general de ese partido surgen las
interrogantes: ¿Cuál es la figura política de mayor valoración que tiene el
partido del gallo colorao.? ¿Cuál es la figura realmente presidenciable? ¿Cuál
de los candidatos a la dirigencia garantizaría el desarrollo para levantar al
partido del gallo? La respuesta a esas interrogantes envuelve una gran cantidad
de variables presentes y futuras, por lo cual es preciso definir en ese partido
un candidato puro que pueda concitar, aglutinar, atraer, y sobre todo
insertarse al target que demanda el escenario electoral dominicano en el orden
socio político urbano y rural de la actualidad.
Es tiempo en ese conjunto político, de pensar
en prospectiva y en perspectiva cual es la figura más adecuada para impulsar el
inusitado entusiasmo en masas silentes e inconformes ciudadanos de otros
partidos que han retornado y se han establecido en el último año en el antes
alicaído partido del gallo colorao. En un diagnóstico expreso se puede observar
la hoja de vida y el perfil de quien la gran mayoría considera el activo
reformista de mayor futuro: Victor (Ito) Bisonó. Joven, político profesional,
exitoso congresista, técnico, valiente y frontal.
Verdaderamente en el catálogo de
figuras que se medirán el próximo 26 de enero, sobresale el joven congresista
Victor (Ito) Bisonó, quien actualmente se constituye en la figura más fresca y
digerible del partido rojo y quizás el de menor rechazo de toda la política
dominicana. Ito Bisonó, es una especie de reactor de simpatías en todas las
latitudes.
De figura potable e imagen
mercadológica jovial envuelta en un gran carácter, con visión objetiva del
futuro de su partido y de la política. Quizás es el gran opositor en los casos
de corrupción en los tres primeros lustros del nuevo milenio; es quien ha
desechado y rechazado secuencialmente la falta de honradez y la desproporción
económica de los tres últimos gobiernos. Algo que lo favorece, es que sin
dudas, ha sido el estandarte que representa al máximo la oposición a la
corrupción de esos gobiernos desde su partido, ya que es el único que
abiertamente la ha hecho. Además, de ser elegido Secretario General, tendría
asegurada una militancia cautiva de la población masculina y femenina, joven o
adulta de cualquier lugar de la geografía.
Sin variación, tiene un cuarto de siglo
trabajando las bases y la estoica juventud reformista, por lo que posee la
mayor potabilidad a lo interno de las bases y la mayor aceptación a lo externo.
No tiene taza de rechazo, y por su verticalidad y libertad de compromisos,
representa la figura que puede generar una profilaxis natural en el partido y
en el país, como así lo ha requerido en las últimas décadas la percepción
propia de la población. Es conservador, gerente y en su trabajo político y
congresual ha demostrado solidaridad y presencia con adeptos y militantes de
cualquier partido. Posee una hoja moral de vida que es incuestionable y en ese
sentido aventaja a todos los demás presidenciables del país. Posee presencia
nacional y un inventario de capacidades expresado en un perfil como político
global es resulta avasallador en sus competidores. Tiene la ventaja de tener la
excelente habilidad negociadora para los verdaderos intereses reformistas. Esto
permitiría reencauzar en futuras décadas los vectores de esa organización.
Su elección como Secretario General de ese
partido puede permitir la redefinición experimental de una campaña sin
adherencias malsanas con otros partidos y lograr un sistema de captación de
militantes depurados, de mayor eficiencia política y producir un porcentaje
electoral competitivo que podría resultar de un gran éxito aún insospechado en
el partido rojo, para la contienda del 2016.