jueves, 23 de enero de 2014

QUO VADIS PARTIDO REFORMISTA

Por Elmer González.

Al observar el espacio ulterior del sistema de asamblea con que se elegirá la dirigencia de la parcela reformista, se establece un curioso panorama de figuras con escalas filosóficas e ideológicas disimiles, que en esta ocasión representarán el Quo Vadis del partido rojo.

Entre esos candidatos hay respetables figuras de diversas áreas que han ocupado posiciones cimeras en la opinión pública y en la estructura política de la nación. Al conocer el espectro de los candidatos que optarán por la secretaria general de ese partido surgen las interrogantes: ¿Cuál es la figura política de mayor valoración que tiene el partido del gallo colorao.? ¿Cuál es la figura realmente presidenciable? ¿Cuál de los candidatos a la dirigencia garantizaría el desarrollo para levantar al partido del gallo? La respuesta a esas interrogantes envuelve una gran cantidad de variables presentes y futuras, por lo cual es preciso definir en ese partido un candidato puro que pueda concitar, aglutinar, atraer, y sobre todo insertarse al target que demanda el escenario electoral dominicano en el orden socio político urbano y rural de la actualidad.

 Es tiempo en ese conjunto político, de pensar en prospectiva y en perspectiva cual es la figura más adecuada para impulsar el inusitado entusiasmo en masas silentes e inconformes ciudadanos de otros partidos que han retornado y se han establecido en el último año en el antes alicaído partido del gallo colorao. En un diagnóstico expreso se puede observar la hoja de vida y el perfil de quien la gran mayoría considera el activo reformista de mayor futuro: Victor (Ito) Bisonó. Joven, político profesional, exitoso congresista, técnico, valiente y frontal.

Verdaderamente en el catálogo de figuras que se medirán el próximo 26 de enero, sobresale el joven congresista Victor (Ito) Bisonó, quien actualmente se constituye en la figura más fresca y digerible del partido rojo y quizás el de menor rechazo de toda la política dominicana. Ito Bisonó, es una especie de reactor de simpatías en todas las latitudes.

De figura potable e imagen mercadológica jovial envuelta en un gran carácter, con visión objetiva del futuro de su partido y de la política. Quizás es el gran opositor en los casos de corrupción en los tres primeros lustros del nuevo milenio; es quien ha desechado y rechazado secuencialmente la falta de honradez y la desproporción económica de los tres últimos gobiernos. Algo que lo favorece, es que sin dudas, ha sido el estandarte que representa al máximo la oposición a la corrupción de esos gobiernos desde su partido, ya que es el único que abiertamente la ha hecho. Además, de ser elegido Secretario General, tendría asegurada una militancia cautiva de la población masculina y femenina, joven o adulta de cualquier lugar de la geografía.

Sin variación, tiene un cuarto de siglo trabajando las bases y la estoica juventud reformista, por lo que posee la mayor potabilidad a lo interno de las bases y la mayor aceptación a lo externo. No tiene taza de rechazo, y por su verticalidad y libertad de compromisos, representa la figura que puede generar una profilaxis natural en el partido y en el país, como así lo ha requerido en las últimas décadas la percepción propia de la población. Es conservador, gerente y en su trabajo político y congresual ha demostrado solidaridad y presencia con adeptos y militantes de cualquier partido. Posee una hoja moral de vida que es incuestionable y en ese sentido aventaja a todos los demás presidenciables del país. Posee presencia nacional y un inventario de capacidades expresado en un perfil como político global es resulta avasallador en sus competidores. Tiene la ventaja de tener la excelente habilidad negociadora para los verdaderos intereses reformistas. Esto permitiría reencauzar en futuras décadas los vectores de esa organización.


 Su elección como Secretario General de ese partido puede permitir la redefinición experimental de una campaña sin adherencias malsanas con otros partidos y lograr un sistema de captación de militantes depurados, de mayor eficiencia política y producir un porcentaje electoral competitivo que podría resultar de un gran éxito aún insospechado en el partido rojo, para la contienda del 2016.

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